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El eterno aprendiz de Sentmenat

De traslado

Cojo los bártulos y me traslado. A partir de ahora, podréis leer más artículos en El eterno aprendiz de Sentmenat, v 2.0.

¿El motivo? Un diseño más atractivo, más completo, más versátil, la posibilidad de modificar el diseño editando el código HTML. Blogia está bien para empezar, pero Blogger ofrece bastante más prestaciones.

Nos leemos.

Campions!

Campions!

¡Felicidades, Barça! ¡Felicidades, culés! Ya tenemos la 17.ª.

Espero que a los amigos del F.C. Barcelona no les importe que haya tomado esta foto de su web que me parece la más adecuada para celebrarlo.

Encima, yo tendré la culpa

Me sorprendió ayer enterarme, por unos amigos, que otra amiga mía, afiliada al PP, tiene la intención de irse a vivir a su pueblo de Sevilla. Lo que tenía la noticia de particular es, según mis amigos, que se iba porque la situación política en Catalunya le parecía cada vez más peligrosa.

Puede que exagerase (lo hace a menudo)... pero puede que lo dijese en serio.

La situación se está volviendo peligrosa...

¿Quizá sea porque el PSOE cree que la vía del diálogo es la que llevará a la paz en Euskadi? Hace diez años que sostengo este punto de vista. Rajoy y sus secuaces, para apaciguar los sectores más reaccionarios (llamémomslos así) acusa al PSOE de doblegarse ante las exigencias de ETA y su entorno para ganar votos en Euskadi. Claro, la política de confrontación (o estás conmigo o eres un colaborador de ETA) no era una estrategia para radicalizar el ambiente y ganar votos. ¿Están traicionando a los muertos? Vamos, el PSOE también cuenta con bajas en sus filas por defender democráticamente sus filas. ¿Y acaso alguien se ha parado a pensar por qué hay gente que decide tomar las armas? No es cuestión de justificarlo, no, ni mucho menos; es preguntarse para intentar comprender dónde radica el problema.

¿Acaso se están restringiendo las libertades? Diría que al contrario; con el anterior gobierno se promulgó una ley de partidos que, hecha ad hoc para ilegalizar Batasuna, mide con distinto rasero declaraciones de dirigentes políticos. ¿Acaso una guerra que cuenta con 150.000 muertos y que ha servido, básicamente, para que los pozos petrolíferos que gestionaban Francia, Rusia y China (curiosamente, los más enardecidos detractores de la guerra de Irak, vaya hipócritas también) para neutralizar unas armas que no existian (ya podían haber cotejado sus facturas de venta, digo yo) no se considera "terrorismo de estado"? ¿Por qué no ilegalizar la Falange, cuyas papeletas aún se ven en las convocatorias electorales? Usar distintos raseros ilegitima leyes, caramba.

¿Tendrá que ver el apoyo de ERC al Gobierno español? Éstos, al menos, han condenado cualquier tipo de violencia. ¿Acaso creen que buscan la limpieza étnica? ¿De qué etnia, por dios? Los catalanes somos catalanes, independientemente de nuestra procedencia. Ya se llame José, Pep o Ibrahim.

Yo no sé qué le pasará por la cabeza pero, de una forma inexplicable, escuchamos día sí y día también que la culpa de todo la tiene el Gobierno, incluso de la sequía (sí, por derogar un PHN que iba a matar el Ebro y hundir definitivamente el Delta bajo el Mediterráneo. Para más info: buscad información en la web de Greenpeace, poco sospechosos de colaborar con el PSOE).

O que el 11-M había sido orquestado por el PSOE.

La táctica del enfrentamiento: o estás conmigo, o contra mí. O me crees, o eres un asesino.

Odio que, por tener unas ideas que no concuerden con las suyas, me llamen asesino. Bien sabe quien me conoce que no lo soy.

Pero si discuto con ella, de alguna forma me va a hacer responsable de su decisión. De alguna forma retorcida, la culpa va a ser mía.

Otro motivo más para ser republicano

Otro motivo más para ser republicano

Por fin Felipe de Borbón y Borbón ha acertado y ha dejado preñada a Doña Leti. Y ya ha empezado la maquinaria mediática a abrasarnos el cerebro con la magna noticia.

No me malinterpretéis. Como personas humanas que son, no puedo más que alegrarme por la concepción de una nueva vida. Además, tan afortunada. Mi buen amigo Juanma me ha comentado que Carod-Rovira, el presi de Esquerra Republicana de Catalunya, ha felicitado a los Príncipes con las siguientes palabras, que yo también suscribo:

«El presidente de ERC, Josep Lluís Carod-Rovira, ha felicitado a los Príncipes de Asturias y les ha deseado "que les vaya bien, porque además tiene todo lo que se ha de tener, parece que se quieren, y tienen trabajo y casa asegurada, de momento".»

(Fuente: El Mundo)

Y pagado con nuestros impuestos. Y nosotros, infelices, abocados a pisos de 30 metros cuadrados, y eso si nos alcanzan los sueldos.

60 años

Sesenta años desde que Alemania capituló y se dio por acabada la Segunda Guerra Mundial en Europa. Sesenta años de una barbarie que besaría Hiroshima y Nagasaki tres meses después.

Sesenta años y hay gente que no aprende, se rapa la cabeza (los que la lucen, evidentemente, en modo skin, no a los que lo hacen por pura estética, opción que no descarto si me quedo sin pelo) y enarbola esvásticas, gente que relativiza y hace la vista gorda cuando increpan a moros o negros.

Sesenta y pico años desde que un general mediocre se hizo con las riendas de un país desestructurado y agotado, y aún hay gente que critica la recuperación de la memoria histórica. No saben que olvidar es repetir.

No olvidemos. Memoria histórica. Foro por la memoria histórica.

Serrat

Pues yo no soy amante de los cantautores españoles, y sé que me pierdo mucho. Pero mi educación musical, a pesar de los esfuerzos de mis padres y de los profesores de la Escola de Música de Cerdanyola, tiene su base en el rock y el pop. Al fin y al cabo, no soy más que otro miembro de la «common people» de la ciudad.

Pero el martes Julia Otero lo entrevistó en su programa Las Cerezas. Y, al igual que Amos Oz en el Kosmopolis, sin tener ni un sólo disco suyo, sus palabras me hicieron un fiel seguidor suyo. Sólo como un genio sabe hacer: con sabiduría.

La historia de tu vida, Ted Chiang

La historia de tu vida, Ted Chiang

Este título recoge ocho, mejor dicho, los ocho relatos de la carrera literaria de Ted Chiang, joven autor formado, como algunas otras promesas de la ci-fi americana, en el taller Clarion West. La historia de tu vida cumple uno de los objetivos más importantes y, a la vez, más injustamente olvidados de la ciencia ficción: ofrecer, desde la perspectiva del extrañamiento, una instantánea del ser humano. Algo no muy frecuente en los últimos años, descontando honrosas excepciones con nombre propio, como pudiera ser Christopher Priest. Algo que se echaba muy de menos.

Una de las virtudes que rápidamente le saltará a la vista al lector es la imaginación de Chiang. "Portentosa" es un calificativo ya muy sobado en contracubiertas y solapas; en su caso, es más bien una imaginación metódica, una que no busca el efecto pirotécnico sino que hurga en lo que sería la base de la lógica y, a partir de ahí, elabora una realidad perfectamente bastida, el armazón ideal para plantear el dilema del/los protagonista/s.

Si buscásemos algún punto en común entre los personajes de los cuentos, me aventuraría a interpretar que se trata de la incapacidad de dominar el universo; y cómo, ante este reto, se pierde el objetivo y se transcurre por la vida (por esos intervalos de vida a los que nos asomamos) sin una idea clara, sin una moral clara. El caso más claro de ruptura con la moral, que según el protagonista coarta la evolución del hombre, está en "ofrece", quizá el relato más flojo de la antología, en el que un hombre potencia su inteligencia a niveles casi divinos. El conflicto que se plantea, en comparación con el resto de cuentos, es demasiado evidente: ¿qué consideraciones han de prevalecer ante su evolución?

Otra característica común que subyace, diríase de forma inevitable, a lo largo del libro es la idea de divinidad. De forma inevitable, pues parece ser el "límite por arriba" del ser humano. No tan sólo en "La torre de Babilonia", que se desarrolla en un mundo consistente con los conocimientos de la época; "El Infierno es la ausencia de Dios", soberbia paradoja moral; y "Setenta y dos letras", donde la cábala se da la mano con la ciencia; incluso en "Dividido entre cero" y "La historia de tu vida" (declaro mi debilidad por este cuento: cómo no me di cuenta de que en el cálculo variacional estaba la clave del futuro...). Dios o de qué está hecho el mundo. Qué pasa si, lo que conoces, no es cierto en realidad.

Todas estas dudas acaban bullendo en la cabeza del lector, con la guardia baja ante la originalidad e inteligencia de Chiang. En el aspecto de la trama, Chiang dosifica como pocos el ritmo de la trama, siempre sostenido, sin altibajos (exceptuando el ya mencionado "Comprende"). El tono que imprime va acorde al desarrollo de la acción: leve, en ocasiones melancólico, bordando la tristeza, evitando el desquiciamiento que transpira Dick o el onirismo de Priest. Sin embargo, la distancia que toma el narrador respecto a los personajes deja una sensación de desapego, alejada, sin dudarlo ni un momento, de la frialdad de Greg Egan. En este aspecto, considero que el cuento más redondo es el que da título a la antología; quizá sea su personaje mejor logrado hasta el momento.

En resumen, una obra que ha sabido hacerse con una voz diferenciada y ha logrado reflejar, desde un territorio hasta el momento desconocido, parte de las inquietudes del hombre de hoy en día, falto de referencias.

Ted Chiang, La historia de tu vida
Editorial: Bibliópolis
Colección: Bibliópolis Fantástica, núm. 12
Páginas: 256
P.V.P.: 17,95 euros

La banda sonora de nuestra vida

No recuerdo cuál es la emisora de radio que tiene esta frase como eslogan. Sin duda, acertaron en su estudio de mercado para concretar el "target" y desarrollar su campaña publicitaria. Y aquí estamos, moviendo un dial, o poniendo un CD recién comprado en los estantes de saldos, o bajando discografías por el e-mule (eh... esto no lo he dicho, ¿vale?), y cada canción que oímos resulta ser un depósito de recuerdos, unos buenos, otros no tanto, pero pertenecientes a un pasado que, por lo menos yo, atesoro como oro en paño en un cofrecito bajo la corteza de las preocupaciones diarias, en eso que viene a llamarse memoria de larga duración. Allí donde no fueron a parar las asignaturas de la carrera, por desgracia...

Por otro lado... Por otro lado, cuando no es una sino unas cuantas emisoras las que usan eslóganes similares, estaciones que no acostumbraba a escuchar y que ahora llenan sus parrillas de éxitos de los setenta, ochenta y noventa (y acabo de borrar el adjetivo "antiguos" que había escrito delante de "éxitos"), y descubro que he llenado las memorias de la radio con ellas, es entonces cuando realmente noto el paso del tiempo.

Vendrán otros tiempos, otros artistas y otras canciones que arrebatarán a quienes están viviendo ahora lo que, en unos años, formará parte de sus recuerdos, y estas canciones serán boyas, o más bien faros, que les recordarán cuando estaban creciendo, cuando se estaban formando, cuando hacían planes, amaban, reían o lloraban.

Qué caramba, ¿cuándo dejamos de crecer? En la radio, suena ahora "Vertigo".

Racismo, pero no sólo en el fútbol

El tema saltó a la palestra con la arenga de Luis Aragonés a Reyes, haciendo referencia a su compañero del Arsenal Thierry Henry (que no pienso reproducir ni jartito vodka) y está alcanzando cotas de rojo candente. ¿Pero ha sido desde tan aciagas palabras del sabio de hortaleza que se ha extendido la lacra en los estadios como el fuel por las costas gallegas? Se dirá que sólo reproducen los gritos simiescos una minoría, unos exaltados, los ultras de siempre. Sin embargo, hay otro hecho desde mi punto de vista más preocupante: diez personas insultan a unos jugadores por el color de su piel (y, de forma accesoria, por pertenecer al equipo contrario, al enemigo) y unas miles de personas callan y les dejan hacer.

No todo el mundo va al fútbol; el público en un estadio no es representativo de una sociedad, pero es una parte de ella, y su composición no ha de variar sustancialmente.

Tracemos paralelismos, paralelismos que encontraremos fácilmente en la calle: unos padres se quejan que no encuentran plaza de guardería para sus hijos. Cuando hace años se denunciaba el déficit de plazas en las ciudades y pueblos, ahora se culpa a las plazas ocupadas por hijos de inmigrantes y, de rebote, a las instituciones públicas por alentar la integración de los niños ya en las guarderías estableciendo unos cupos. Esto implicaría que los niños de recién venidos estarían ocupando la plaza que, por consiguiente, debería tener asignada la criatura de estos padres agraviados, ergo en algún momento, antes de que apareciese el "problema" de la inmigración, el otro, el de la carencia de plazas en preescolar, se debería haber solucionado, ¿verdad?

Hace poco escuché: "los subsaharianos son los que mejor trabajan, los que no dan problemas; los moros vienen de una cultura muy diferente de la nuestra, y no encajan, y tampoco quieren, en nuestra sociedad". Esa cultura, la misma que hace 500 años era el referente cultural del mundo desde Córdoba, y que recuperó para Occidente la filosofía griega. Nadie parece acordarse que, en situaciones de pobreza, la gente se aferra a lo último que le ofrece esperanza, la religión, y cuando se tiene hambre se puede llegar a matar. ¿A alguien le extraña que los extremismos aparezcan en situaciones de pobreza o de injusticia? ¿Nadie se acuerda de que, en este país, no hace mucho, pobre de solemnidad, gobernaba la iglesia -y aún...-? Pero desvarío. Concretemos: con semejante tópico se estigmatiza de un plumazo a un colectivo de lo más diverso, pues tanta diferencia hay entre la idiosincrasia libanesa, iraní, bosnia y argelina, como entre la española, sueca, croata y británica (y catalana si me apuráis ;)). Pero volviendo al principio, ¿quiénes hacen horas extras, trabaja los campos de sol a sol durmiendo en barracones, quién...? En fin, no creo que haga falta continuar.

Otras alarmas estúpidas que hacen sonar como campanas de bombero: que si los moros o los sudacas tienen muchos más hijos y van a "ocuparnos" (sic). Oigan, en la línea de las conspiraciones invasoras procedentes del espacio esterior: si antes las invasiones extraterrestres se tomaban como una metáfora de una hipotética invasión del otro lado del Telón de Acero, ahora parece que los alienígenas llegan en pateras, con las líneas maestras de su colonización grabadas a hierro en los tablones calafateados de la cubierta.

Se les asigna a estos nuevos conciudadanos, a los "otros" fácilmente identificables (por su acento, su color, su vestimenta, incluso su perfil de nariz), la encarnación de nuestros miedos y nuestras inseguridades en forma de amenazas que, a poco que se escarbe (aunque a veces sea difícil, pues no todo el mundo tiene al alcance los datos del crecimiento del PIB gracias a la mano de obra extranjera, por decir algo) se revelan carente de fundamento. Desde el miedo, o desde la rabia, que no es más que el miedo sumado a la impotencia, se abraza con ardor la ignorancia, omitiendo algunos hechos y exagerando otros (el de las guarderías es bastante ilustrativo). Y a todas las carencias, y son muchas, que tenemos en nuestra imperfecta sociedad del bienestar, se les asigna la cabeza de turco del inmigrante (siento el chiste fácil).

Pero lo peor del caso es que no mucha gente está por la labor de rebatir los argumentos falaces que, por ignorancia -la mayor parte de las veces- o por pura maldad, los que "no somos racistas, pero..." blanden en sus diatribas contra la "invasión".

Eso se conoce como complicidad.

Ahora volvamos a los terrenos de juego, y sumemos a los pocos que gritan los muchos que consienten los insultos.

¿Existe racismo en el fútbol? ¿Y en la sociedad?

Billete a la Estación de Nieblas

Hace unas semanas, la noticia del cierre de cyberdark.net nos sorprendió a los aficionados que habíamos caído rendidos ante el proyecto personal de David Fernández (el Cyber), una página que, desde unos inicios modestos, había aglutinado a aficionados al género de casi todo el mundo y que había llegado a conseguir unas portadas con unos contenidos más que aceptables. Sin olvidar el elemento lúdico: los foros y los grupos, que han dado lugar no tan sólo a hilos de lo más diverso, que en su gran parte brillaban por el buen uso de la netetiquete (a pesar de que la lacra de los trolls han acabado envenenando algunos de ellos, una lacra que parece no dejar indemne ninguna web abierta a la participación de todos).

Pero todo llega a su fin, y cyberdark cierra sus puertas. No hay que discutir sus motivos: todo el mundo ha acabado un proyecto, o lo ha superado, o se ha marcado otros objetivos. Cyberdark dice adiós tras cinco años de andadura por el cyberespacio.

Y si unos proyectos finalizan, otros dan comienzo. Estación de Nieblas abrió la semana pasada sus puertas. Podéis leer su presentación en este hilo. Los chicos de Avalon se han currado una web que es tan atractiva como cyberdark y que pretende dar cobijo a todos los aficionados, tanto los que dejan con una lagrimita en el corazón cyberdark, como a cualquier amigo nuevo que pase por sus andenes.

Recordemos que esto del fandom es eminentemente asociativo, e iniciativas como esta, aparte de saciar aficiones, promueve la amistad por la red. Sacad el billete... y disfrutad del viaje.

Sobre la Constitución (aunque sea Tratado) Europea

Correrán ríos de tinta, pero muy pocos llevarán las letras con que se ha redactado este texto sobre el que tenemos que decidir que si sí o que si no.

Plumas mucho más certeras han opinado y, para mí, este artículo de Joan Barril en El Periódico de Catalunya es, quizá, el más certero (y, a la vez, el más sincero).

Como creo que el link sólo dura el día de hoy, por favor, pinchad hoy.

Sólo me queda pedirle a Joan Barril que se haga un cuaderno de bitácora, que yo le hago un link pero que ya mismo. Si entráis en una librería (y deberíais hacerlo al menos una vez al mes) y veis un libro suyo, no lo dudéis y compradlo.

Con la Iglesia nos hemos topado...

Empezamos con una columna de opinión de El Periódico, la de Joan Barril (escritor al que leo con detenimiento todas las mañanas en el bus). Supongo que el link ya no funcionará mañana, así que daos prisa y leedlo aquí.

Vagamente relacionado con el tema: ayer escuché lo que pude la entrevista a Ana Botella. Igual que casi todos sus correligionarios, justificó la agresión a José Bono. Sí, sí, la justificó. Con palabras que pretendían ser bonitas, palabras vacías de político, pero es que ni para eso sirve esta... concejala. Y cuando ya no pude más fue cuando habló de las bodas entre homosexuales.

Y aquí, con la Iglesia hemos topado. Una Iglesia que, para empezar, parece que se pasa por el forro de lo que tengan bajo las sotanas el medio ambiente (¡para qué cojones tienen que censurar la retirada del Plan Hidrológico! ¿No puso Dios los ríos ahí?, dan ganas de preguntarles). Lo siento, pero las intromisiones de la Iglesia en el Gobierno de España distan muy poco, yo creo que nada, de cualquier integrismo religioso que pretende hacerse con el poder.

¿Y cómo lo intentan? Por la misma vía que Zaplana, Acebes y demás carroñeros que continúan virando la nave del PP (ay, Piqué, lo que te va a costar llevar el partido a las aguas democristianas europeas...) hacia el extremismo de derecha: a través de la división, la confrontación entre los ciudadanos.

A los púlpitos se va a orar, no a hacer política ni entrometerse en la vida privada.

En casita...

Hace un día húmedo, desapacible. Desde el despachito, el mercurio mancha las calles cercanas de amarillo, un poco más allá el puente que conduce a la carretera, y por encima una mancha casi negra, el perfil de los montes, sobre otra parduzca, el cielo nublado reflejando la contaminación lumínica.

Dentro se está más a gustito...

He incluido algunos links más, bajo el grupo Autores, que os recomiendo visitéis. Son tres de los autores más interesantes que he leído. Aunque hay muchos más, por supuesto.

A la espera de una ADSL baratita y que me permita no estar pendiente del reloj, grr...

Iconos

Feliz Año Nuevo :)

Se cumplieron mis deseos (también lo dejé fácil, para qué lo vamos a negar): mi Reina Maga me regaló el pack en DVD de la Trilogía Clásica de La Guerra de las Galaxias. Me encuentro en el camino luminoso de la Fuerza )

El DVD número 4 del pack incluye una serie de documentales sobre la concepción de la saga, así como de algunos de los aspectos más destacables. Con todo, el documental más extenso incide en algo que hace tiempo me viene haciendo run-run en la cabeza. Los iconos.

¿A qué me refiero? Evidentemente, no a los emoticonos que, si esta web permite, habréis visto hace dos párrafos (editando: no, no lo permite, así que he tenido que utilizar los dos puntos y el paréntesis), sino a aquellas imágenes que, instaladas en nuestra mente (la nuestra individual o la colectiva) representa conceptos muy íntimos, muy nuestros, o que nos generan diversas sensaciones: miedo atávico, la vida más allá de la muerte, el Bien o el Mal... Muchos de estos iconos han perdurado desde tiempos inmemoriales: Ulises y su Odisea, el Infierno de Dante, la cruz o el pez del cristianismo (las religiones son un auténtico almacén de símbolos).

Pero no soy ningún experto, ni pretendo rebuscar en el pasado: me interesan más los iconos que creamos hoy en día. El tándem Luke Skywalker/Darth Vader es un buen ejemplo de ello: el Bien y el Mal, pero basado en el estudio de la concepción de ambos en las mitologías oriental y occidental. Si por algo estas tres películas fascinan a generación tras generación no es por los efectos especiales (que un poco también), sino por la historia de los caminos, a veces paralelos, en que discurren ambos hasta la redención final de Vader (y el “Walk on the Wild Side” por el que camina Luke, Jedi pero consciente de sus flaquezas).

Pero nuestra iconografía está llena de iconos modernos: el monolito de 2001, el aventurero Indiana Jones (en busca del Arca de la Alianza, las piedras de ¿Shiva?, y el Santo Grial, ahí es nada, más símbolos imposible), Maria en Metrópolis, el Anillo Único… Mmm, a ver si va a ser por eso que la ciencia ficción y la fantasía son tan atractivas… Estamos renovando los mitos…

Como escritor amateur, muy amateur, me interesan estos iconos por lo que representan, pero me interesaría más seguir el camino inverso: hollar en el espíritu del ser humano para conseguir un icono, y no por el placer de forjarlo, sino porque un texto que toque aspectos tan fundamentales conseguirá, al menos, un par de consecuencias:

1. Que el texto esté vivo, que sea rico;
2. Que emocione y que perdure en la memoria.

Ambicioso, ¿verdad? No tanto: Cervantes creó el Quijote para burlarse de los libros de caballerías y para entretener (sí, sí: entretener) a la gente humilde y hoy en día es quizá la novela más importante de todos los tiempos. No quisiera llegar a tanto, pero me encantaría crear mi propio Darth Vader. ¡Ah, los villanos resultan tan atractivos…!

Antiamericanismo

Viene siendo recurrente en los últimos tiempos, desde las filas de la derecha, desempolvar el tan cacareado antiamericanismo para hacernos sentir culpables por sacar a España de la caverna cavernosa donde nos había encerrado el último gobierno Aznar. Digo desde las filas de la derecha, y no sólo el PP, puesto que intelectuales como Mario Vargas Llosa (quien se quedó realmente a gusto en el Kosmópolis 2004) tildan de semejante guisa todo lo que se tuerza de las líneas de política exterior que marca la administración estadounidense.
Ayer escuché a Josep Piqué, una de las pocas esperanzas de este país para situar al PP en su lugar, dentro del juego democrático y no en la táctica de la crispación que tantos réditos les dio en 1996, espoloneado por Mònica Terribas(gran, grandísima periodista) en La Nit al Dia (Canal 33), se revolvió y practicó el ya famoso “tiro al progre” que tanto gusta en la calle Génova. Así, tanto para él como para Vargas Llosa, las manifestaciones en contra de la guerra, los tres millones de votantes que se movilizaron para expulsar al PP del Gobierno (y que no votaron a Izquierda Unida, precisamente, sino que de rebote la dejaron tocada y p’al arrastre), no lo hicieron haciendo uso de la razón, sino esgrimiendo el odio al yanqui, el antiamericanismo.
Me parece una reducción absurda, pero que viene a ser otra muestra más (y van) de una técnica que, desde mi punto de vista, me parece despreciable: reducir un grupo heterogéneo (joder, tres millones de personas dan para muchas sensibilidades, y sumadas a los otro siete que votaron al PSOE, el millón o así que votaría PNV, ERC, CiU, IU, etc., pues no veas) a una posición común, y enviarlo al bando contrario, al que no tiene la razón; en una palabra, al “enemigo”.
No me digan que no es peligroso: abanderar una posición y desterrar a los demás al otro bando, es decir, practicar una incisión en la sociedad, otra vez las dos Españas.
Por favor, si eres dirigente del PP y lees esto, ten un poco de sentido común y sé responsable: enfrentar a los españoles jamás puede conducir a nada bueno. Para que lo sepas, yo voté a IC-V, y lo hice desde el convencimiento de que su programa sería lo mejor para este país. Y sí, la administración Bush está llevando el mundo a la ruina, practicando la misma política pero poniendo de su lado el ejército y las multinacionales, y del otro cualquier cosa que huela a peligro. Y sí, lo que parecen armas de destrucción masiva fueron al final pozos de petróleo que arrebataron a empresas rusas, chinas y francesas y que se quedará Halliburton, ¿verdad?
Pero Estados Unidos sigue siendo un gran país, con mucha gente de muy diversas sensibilidades. Que vote por la paz, que me manifieste por la paz, no me hace antiamericano. No mezclemos churras con merinas.

Actos de agresión, de Noam Chomsky

Actos de agresión, de Noam Chomsky

Como se dice en la contraportada, realmente pocos libros pueden ser tan oportunos como éste, si atendemos a la situación que se vive en el mundo a raíz de la agresión, vendida como guerra de liberación, aliada a Irak. No se confunda, este título no trata sobre la guerra, sino sobre aquellos mecanismos que usa de la única superpotencia mundial para mantener y asegurar su status quo.
Actos de agresión comprende tres ensayos diferentes: «El control de los medios de difusión. Los espectaculares logros de la propaganda», «El paraguas del poderío estadounidense. La Declaración Universal de los Derechos Humanos y las contradicciones de la política norteamericana», ambos de 1991, y «Actos de agresión. Vigilancia de los países “delincuentes”», que recoge también dos artículos de Edward W. Said, «El apocalipsis ahora», y Ramsey Clark, «Sobre el quincuagésimo aniversario de la Declaración Universal de los Derechos Humanos». Que no se confunda el lector: a pesar de los más que evidentes paralelismos con la actual agresión, los dos primeros ensayos se refieren a la primera guerra del Golfo; si, aquélla que, bajo pretexto de guerra de liberación de Kuwait, se sometió a Irak a uno de los bloqueos económicos más inhumanos que se recuerdan (más de un millón de personas perdieron la vida desde entonces por la desnutrición y la falta de medicamentos) y se consiguió que Kuwait, su petróleo y su situación estratégica, quedasen francos para el mundo occidental y, sin embargo, se dejaron libres las manos de Sadam Huseín para reprimir, en grado de genocidio, a sunís y kurdos.
Los tres ensayos comparten el objetivo de señalar numerosas acciones poco éticas del gobierno de Estados Unidos en el marco tanto de las relaciones internacionales como, en el caso del segundo ensayo, la violación flagrante de algunos artículos de la Declaración Universal de los Derechos Humanos en el terreno de los derechos laborales en su territorio. Destacaría «El control de los medios de difusión», donde se analizan las técnicas básicas de propaganda; puede ser útil para enfrentarse, con ojo analítico y extremadamente crítico, a las informaciones que se nos ofrecen como ciudadanos.
«El paraguas del poderío estadounidense» es una desgranación de violaciones de la Carta de los Derechos Humanos, que a pesar de entrar en cierto detalle, parece más una lista de agravios que no un análisis de causas; partiendo de la “maldad” inherente del Gobierno estadounidense, el lector se enterará de algunos tejemanejes que ya sospechaba, sobre todo sobre las actuaciones en el “patio trasero” de Estados Unidos que es Latinoamérica. Aquí, Chomsky da rienda suelta a su rabia y eso le hace perder puntos como ensayo.
«Actos de agresión» discurre por senderos similares, apuntando esta vez al cinismo del mayor “delincuente” del derecho internacional, que se arroga como sheriff del mundo. De nuevo, Chomsky (y Said) se amparan en cierto discurso demagógico que, bueno, al que escribe estas líneas le agrada, pero que le resta objetividad.
Por cierto, Noam Chomsky ha influido en nuestra época de escolares, por mucho que a la mayoría no le suene su nombre: fue el que introdujo el análisis sintáctico de las frases (sí, los famosos “árboles” que analizaban el sujeto y el predicado de las frases, ¿se acuerdan?). Recomiendo visitar su página web y seguir de cerca la bibliografía de uno de los ensayistas más críticos y guerreros de la actualidad. Eso sí, recomiendo una lectura crítica de sus obras, que en no pocas ocasiones se desvía a un anarquismo casi dogmático.

Noam Chomsky, Actos de agresión
Editorial: Crítica
Colección: Bibliópolis bolsillo
Páginas: 176
P.V.P.: 7,50 euros

Haciendo enemigos

Sí, tengo muchas cosas que comentar... pero el dios Cronos no se muestra excesivamente generoso conmigo.

Leo en el periódico El Periódico de Catalunya :) un resumen de la comparecencia de ayer de ZP en la comisión de investigación del 11-M. Aparte de la charada de unos políticos metidos a fiscales amateurs, lo único que saco en claro (y que ya es algo, por no decir mucho) vuelve a ser diferencia abisal de... todo... entre el talentoso ZP y el (omito adjetivo) PPMari Ansar.

Ayer, José Luis Rodríguez Zapatero acudió a la comisión con los deberes hechos. Informes del ministerio del Interior, de la Policia, del CNI... PPMariAnsar sólo acudió con la arrogancia. El primero ofrece explicaciones, respuestas, aporta pruebas; el segundo, sólo insulta.

Todos sabemos lo que es ir al colegio con un trabajo soberbio, e ir sin los deberes hechos, con lo que la actitud chulesca te salva de mirarte hacia dentro y aceptar que lo has hecho mal.

Si a PPMariAnsar le quedase un poquito de dignidad en esa mentalidad obtusa, se retiraría de la vida pública, callaría la boquita y dejaría de llamarnos a los ciudadanos cobardes por haber votado lo que votamos, que la mayoría ya teníamos decidido el voto mucho antes de los atentados. Si algo hay que "agradecer" al equipo de incompetentes del anterior gobierno fue que, con su campaña desinformativa para nada sutil, alentase a los votantes de izquierda, absentistas por pura desesperanza de la izquierda desunida española, a dejarles bien claro que no somos una panda de tarados. Y que su poder emana de nosotros. Imperfecta, pero esta es una democracia.

En fin, dejemos a los políticos jugando a sus juegos de jueces y policias, y esperemos que, de una vez, sepan negociar un camino para la paz, en Euskadi, España y el mundo.

Otra vez sobre religiones

El artículo anterior, de hace ¡más de un mes!, expresaba mis razones, absolutamente personales en cuanto se fraguaron completamente en mi cabeza (y en mi corazón) para desligarme de cualquier militancia religiosa.

Al subirlo a la bitácora me quedó, sin embargo, una sensación incómoda, como de incompletitud. A pesar de que el análisis que efectuaba era sobre la religión institucionalizada, que casi siempre, y en sociedades como la nuestra es más patente, se estructura en base a una jerarquía rígida que gobierna unos órganos de influencia y control sobre los feligreses; y aunque no pretendía realizar un ataque al hecho (o sentimiento, si lo prefieren) religioso, consustancial al ser humano, me gustaría rematar la faena con algunas reflexiones al respecto.

Dejadme continuar dando un salto a un par de hechos que, aunque parezca que estoy rompiendo la lógica argumental, ejemplifican a la perfección lo que quisiera expresar.

El primero, el más reciente, fue el concierto que el grupo francocamerunés By The Gospel River realizaron en la parroquia de Sant Martí de mi ex pueblo Cerdanyola del Vallès como acto inaugural del último Festival de Blues de Cerdanyola. Un cuarteto que, armado con sus voces y una guitarra acústica, humildad y pasión (no tan sólo musical), consiguieron, entonando himnos religiosos en inglés, que el público se levantase, bailara, corease y acabase ovacionándolos durante un cuarto de hora. Invitaban a ello, no tan sólo por su tremenda convicción a la hora de interpretar; literalmente, nos invitaron a acercarnos y participar de su alegría (¡y cómo chispeaba en sus ojos!), y acabamos cerca de dos centenares de personas agolpados en el crucero de la iglesia. Yo también participé en la fiesta, sin complejo alguno. Porque, aunque en sus canciones y en sus testimonios hablasen de Dios, de cómo los había liberado, de cómo los hacía felices, y de cómo su vida cobraba una dimensión riquísima llevando esa felicidad al público, yo compartí y disfruté al unirme a ellos en su vivencia del hecho religioso; el hecho, que no las convicciones particulares. Lo mismo hubiese disfrutado con una danza en honor al dios hawaiano del mar y de la fertilidad; aunque, por referentes culturales, entienda mucho mejor el mensaje de ByThe Gospel River sobre un Dios que, dicen, llevó al pueblo de Israel a la Tierra Prometida (a la tierra del Muro de la Vergüenza y la Intifada).

Si dispusiese de una hipotética habilidad para convencer, si tuviera dotes políticas, no se me ocurriría jamás arrebatarles sus convicciones, por muy falsas que crea que son. En sus ojos se traslucía una felicidad sincera, y no sería yo quien, en aras del pragmatismo, les quitase uno de los puntales en que se basa esa felicidad.

El segundo tuvo lugar en la Semana Santa del 97. En aquella época estaba realizando un cursillo de informática en Madrid, previo a la entrada en la plantilla de ProfIT, cobrando en negro algo así como 70.000 pesetas (a lo que, eufemísticamente, le llamaban «beca»; algún otro día me despacharé con la retorcida lógica empresarial), y aproveché para ir por primera, y por ahora única, vez a la Semana Santa de Sevilla. Nuria vino a pasar el fin de semana del Domingo de Ramos a Madrid y, después, fuimos en autobús a la capital hispalense. Y fue una experiencia fascinante: la muchedumbre obliga a abrirse paso a codazos por las calles y plazas tan abarrotadas que no queda sitio siquiera para el aire que se respira, a gritar dentro de la cabeza para escuchar uno mismo sus pensamientos y, sin embargo, en el momento en que un paso asoma por la esquina, el bullicio se esfuma y el silencio más respetuoso e inquebrantable que os podáis imaginar, y no creo que os lo podáis imaginar si no lo habéis vivido, se impone en cientos, miles de personas, sevillanos y visitantes. Sencillamente sobrecogedor. Os preguntaréis de nuevo qué hacía un ateo en la Semana Santa sevillana, mítica por la devoción de los sevillanos; y respondo otra vez: es digno de verse, de sentir, palpar, admirar el fervor de la gente, a pesar de no compartir la forma: el fondo, el hecho religioso es inherente, es tan nuestro como la sangre o la razón, y aparece tan buen punto nos damos cuenta que lo único que no vamos a poder evitar en esta vida es su fin. Y todos, tarde o temprano, nos preguntamos qué hay más allá. Y nos angustiamos, por supuesto que sí. Pero, como comenté anteriormente, agarrarse a cualquier dogma no va a hacer el trago más fácil. Aunque sea más arduo, aun cuando nos consuele pensar en un paraíso en el que sólo creo cuando pierdo algún ser querido (para ellos, y para todos los que se van de este mundo, sí que me gustaría creer que existe), yo me atengo a lo que sabemos fehacientemente.
Y es que, del más allá, no sabemos nada.

Sobre la religión

¡Hala! Cuánto tiempo sin actualizar la bitácora. Por cierto, a los que están leyendo, muchas gracias por venir aquí y leer estos pedazos de cerebro :)

Hace unos días, un troll que acusó a Rafael Marín en su bitácora de ser ateo ocasionó que éste escribiese un artículo titulado Religión. En un primer momento pensé participar en el thread, pero tenía demasiadas cosas dando vueltas por la cabeza. Así que, si estás leyendo este artículo, igual es porque te pinchó la curiosidad y pinchaste el link que dejé en la bitácora de Rafa (bitácora, por cierto, altamente recomendable. Y es que Rafa es un muy buen escritor, pero su estilo es mucho más rico y sincero cuando se desnuda frente a sus lectores en los deliciosos artículos que cuelga en Crisei).

Rafa escribe en dicho artículo "Las religiones, para adentro y para cada uno. El proselitismo, para los fanáticos." Tuve la suerte, cuando cursé BUP, de escoger la asignatura de Religión (por aquella época aún creía en Dios, pero porque fui educado para ello) y tener de profesor a Àngel, anterior párroco de Cerdanyola que colgó los hábitos, se casó y tuvo una vida que parecía feliz. Nos enseñó Historia de la Religión, y he de decir que, entre sus muchos aciertos estuvo el de enseñarnos el pensamiento filosófico que impregna no sólo la religión católica, sino las grandes religiones de este mundo; allanándonos así el camino para la asignatura de Filosofía de 3.º y de COU. He de agradecerle que me preparase para, en contra de mis prejuicios, llegar a disfrutar de la Filosofía. Y a enseñarme a pensar.

Como decía, en aquella época creía en Dios. No cursé sólo el curso de catequismo necesario para la primera comunión, sino que continué hasta la confirmación. Las clases las impartía una diácona que vivía en Cerdanyola, en un piso que comprendía las cuatro puertas de la planta y que era un centro de acogida de huérfanos. Desde luego, no se puede negar la sinceridad con que nos instruía en las Escrituras... Pero no sirvió para convencerme.

¿Qué fue lo que me dudar de las creencias y decidirme por el ateísmo? (Sí, sí, negar la existencia de Dios). Paso a explicarlo, pero por favor, tened en cuenta que aquí estoy reflejando mi pensamiento íntimo: no pretendo convencer a ningún lector que mi opinión es la correcta (aunque a mí me lo parezca, claro).

En el curso de religión aprendimos lo que es el hecho religioso: resumiendo, la necesidad del ser humano de tener unas referencias para andar por la vida. La angustia de la muerte, tarde o temprano, nos hace cuestionarnos por el sentido de la vida. Esa angustia clama por una tabla de salvación, y en esa búsqueda la razón acaba por ser incluso molesta.

La necesidad de hallar una respuesta al sentido de la vida (o de la muerte, o de ambas), y por extensión del funcionamiento de la Naturaleza dio pie a compartir los temores, las ideas y las explicaciones (no necesariamente racionales) y, en su colectivización, dio origen a la extensión natural del hecho religioso: las religiones.

Evidentemente, cientos, miles de colectivos humanos dieron pie a cientos, miles de religiones diferentes. Las monoteístas son las dominantes hoy en día, pero digamos que fueron minoría en la antigüedad... Independientemente, ¿cuál de ellas se acerca más a la verdad? Bien, esta pregunta me parece completamente fuera de lugar. Estudiando la aparición de tantas religiones, ¿cómo se puede pensar que una, sólo una, es correcta? Y si hay más de una correcta, ¿no es eso una contradicción?

Pero volvamos a la formación católica que recibí. El catolicismo se basa en unos dogmas de fe, cimientos de la estructura de esta religión. Durante mi infancia los acaté (no iba a dudar de unos padres y unos profesores que hacía más sabios que yo). Pero llegué a la adolescencia, mi vocación era eminentemente científica, y en aquel momento decidí que mi mundo no podía estar impuesto desde fuera: para estar cómodo, debía convivir con mi concepción del mundo. Esto me llevó a cuestionármelo todo. Y claro, las creencias religiosas (algo tan íntimo, tan de uno mismo, pero que siempre ha sido dirigido desde los púlpitos, algo que me rechinaba) tenían que pasar el test. Y si a la pregunta clave:
-¿Existe Dios?
te responden:
-Has de tener fe en Dios
uno se queda a cuadros. Tu planteas un problema, y el problema es la misma solución. Dios existe porque has de creer en Dios. Si no crees en Dios, serás castigado o no obtendrás la vida eterna.

Vaya, ¿tiene validez un sistema de creencias que incluye la obligación a aceptar esas creencias como base y fundamento de las mismas? Ya me disculparéis, pero eso suena a justificación. A trampa. Te impongo una creencia porque tienes miedo a morir, y como en la estructura íntima de la creencia hay un resorte para que no salgas de ella, ya te tengo atrapado.

Dudar, en una palabra, es pecado. Saber, que és el resultado a contestar una pregunta, por tanto también es pecado. Me niego a ser ignorante.

Y si, partiendo de ese dogma, se crea una institución que gobierna el sentimiento tan íntimo de cada uno de nosotros con el objetivo declarado de hacer al ser humano más feliz, pero que por el camino obtiene una cuota de poder, gobierna guerras, anatemiza a diestro y siniestro (que si la homosexualidad, las herejías, el comunismo, y un tan largo etcétera) y se lucra, pues no señor, ése no es mi barco y yo me bajo aquí.

Pues eso, yo prefiero ser coherente. No hay nada en este mundo nuestro que me lleve a pensar en una vida eterna. Así que aprovecharé el tiempo que esté aquí para ser una buena persona (por otra parte, como decía Asimov, los diez mandamientos no dejan de ser un decálogo de la persona buena; no todo va a ser negativo en la religión), escribir como un poseso y dejar un mundo limpito y decente para mis descendencias.

Al fin y al cabo, quien busca la inmortalidad es el gen humano, ¿no?

(Últimos) Momentos de privacidad

Otro atasco en la Meridiana. Podría ser por el uso masivo del vehículo privado para llevar a los niños al cole, por las protestas de los agricultores ante la subida del gasoil o porque los conductores se paran a ver un accidente.

El motivo ha sido este último.

A la altura del Heron City había una ambulancia, dos camilleros, una camilla y alguien tendido en el suelo. Hombre o mujer; vivo, fallecido o agonizando; un camión lleno de armazones para el hormigón y, más adelante, un Ibiza rojo con un gran bollo en el frontal. No he visto nada más: he cerrado los ojos. Me cuesta mucho ver este tipo de espectáculos, pues en eso se convierte a la mirada de todos aquellos que lo observan sin intervenir en auxilio del herido. Debo haber sido el único en el autobús que ha cerrado los ojos o a desviado su atención: mientras echaba los párpados, he visto cómo casi todo el pasaje giraba la cabeza hacia el siniestro y lo miraba con atención, incluso después de que el autobús hubiese rebasado el lugar.

Desde que tengo uso de razón creo que los últimos instantes de vida deben ser íntimos, privados; y me sentiría como un intruso si violase esos últimos minutos con una mirada a la persona tendida sobre el asfalto. Si mi ayuda es necesaria me tendréis ahí, haciendo lo que sea para salvar la vida, pero la puñetera manía morbosa de intentar aprehender hasta el último detalle de un accidente (poniendo en peligro, por otra parte, al resto de conductores si el voyeur está tras el volante) raya la pornografía (la violenta).

Claro, también soy de los que piensa que un velatorio o un entierro, en esencia, no son más que la celebración de no ha sido a nosotros a quienes le ha tocado. Por supuesto, esa celebración no se hace a nivel conscientes (aunque hay gente rara por el mundo); y, contradiciéndome con lo que acabo de decir, hay mucho del temor atávico a la muerte que ha impregnado los ritos de la humanidad desde el principio de los tiempos. Pero esa sensación se acentúa cuando ves a esos "intrusos" que se cuelan en oficios reservados a familiares y amigos. El ejemplo más pantomímico lo tenemos en la "información" sobre la muerte de Carmina Ordóñez. O los atascos en la autopista porque en la calzada de enfrente varios jóvenes acaban de reventarse los sesos contra las valles de protección.

Aunque no creo que me hagan caso, a mis familiares les he repetido que, cuando me llegue la hora, que aprovechen de mi cuerpo lo que sea aprovechable, me incineren y ¡hala! a la basura (o, mejor, a una planta de reciclaje; hay que ser coherente con uno mismo incluso en esos momentos). Que, después, el negocio en torno a los últimos sacramentos ya me parece lo más rastrero.

En fin, para no olvidar que también hay muertos que no interesan, visitad esta página. (fuente: www.simbionte.org)