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El eterno aprendiz de Sentmenat

La historia de tu vida, Ted Chiang

La historia de tu vida, Ted Chiang Este título recoge ocho, mejor dicho, los ocho relatos de la carrera literaria de Ted Chiang, joven autor formado, como algunas otras promesas de la ci-fi americana, en el taller Clarion West. La historia de tu vida cumple uno de los objetivos más importantes y, a la vez, más injustamente olvidados de la ciencia ficción: ofrecer, desde la perspectiva del extrañamiento, una instantánea del ser humano. Algo no muy frecuente en los últimos años, descontando honrosas excepciones con nombre propio, como pudiera ser Christopher Priest. Algo que se echaba muy de menos.

Una de las virtudes que rápidamente le saltará a la vista al lector es la imaginación de Chiang. "Portentosa" es un calificativo ya muy sobado en contracubiertas y solapas; en su caso, es más bien una imaginación metódica, una que no busca el efecto pirotécnico sino que hurga en lo que sería la base de la lógica y, a partir de ahí, elabora una realidad perfectamente bastida, el armazón ideal para plantear el dilema del/los protagonista/s.

Si buscásemos algún punto en común entre los personajes de los cuentos, me aventuraría a interpretar que se trata de la incapacidad de dominar el universo; y cómo, ante este reto, se pierde el objetivo y se transcurre por la vida (por esos intervalos de vida a los que nos asomamos) sin una idea clara, sin una moral clara. El caso más claro de ruptura con la moral, que según el protagonista coarta la evolución del hombre, está en "ofrece", quizá el relato más flojo de la antología, en el que un hombre potencia su inteligencia a niveles casi divinos. El conflicto que se plantea, en comparación con el resto de cuentos, es demasiado evidente: ¿qué consideraciones han de prevalecer ante su evolución?

Otra característica común que subyace, diríase de forma inevitable, a lo largo del libro es la idea de divinidad. De forma inevitable, pues parece ser el "límite por arriba" del ser humano. No tan sólo en "La torre de Babilonia", que se desarrolla en un mundo consistente con los conocimientos de la época; "El Infierno es la ausencia de Dios", soberbia paradoja moral; y "Setenta y dos letras", donde la cábala se da la mano con la ciencia; incluso en "Dividido entre cero" y "La historia de tu vida" (declaro mi debilidad por este cuento: cómo no me di cuenta de que en el cálculo variacional estaba la clave del futuro...). Dios o de qué está hecho el mundo. Qué pasa si, lo que conoces, no es cierto en realidad.

Todas estas dudas acaban bullendo en la cabeza del lector, con la guardia baja ante la originalidad e inteligencia de Chiang. En el aspecto de la trama, Chiang dosifica como pocos el ritmo de la trama, siempre sostenido, sin altibajos (exceptuando el ya mencionado "Comprende"). El tono que imprime va acorde al desarrollo de la acción: leve, en ocasiones melancólico, bordando la tristeza, evitando el desquiciamiento que transpira Dick o el onirismo de Priest. Sin embargo, la distancia que toma el narrador respecto a los personajes deja una sensación de desapego, alejada, sin dudarlo ni un momento, de la frialdad de Greg Egan. En este aspecto, considero que el cuento más redondo es el que da título a la antología; quizá sea su personaje mejor logrado hasta el momento.

En resumen, una obra que ha sabido hacerse con una voz diferenciada y ha logrado reflejar, desde un territorio hasta el momento desconocido, parte de las inquietudes del hombre de hoy en día, falto de referencias.

Ted Chiang, La historia de tu vida
Editorial: Bibliópolis
Colección: Bibliópolis Fantástica, núm. 12
Páginas: 256
P.V.P.: 17,95 euros

3 comentarios

Álex Vidal -

Tampoco estoy muy puesto en Borges: he leído lo más renombrado de su obra (Ficciones, El Aleph) y no me atrevo a ir muy lejos en la comparación. Ahora bien, Chiang, aunque comparte en algún momento ambientación (una especie de ucronía hiperculta en "Setenta y dos letras", lo divino en "El Infierno es la ausencia de Dios"), difiere en el bagaje (Chiang es culto; Borges, erudito) y en el tono (Chiang ha heredado, en mi opinión, ese frío distanciamiento de Egan; Borges, aunque a momentos pedante, tiene un no sé qué de cercano, como si fuese el cuentacuentos de Kalpa imperial). Eso sí, no descarto que Borges sea una de las lecturas preferidas del americano :)

J.Álvarez -

Perdón, en el anterior comentario he puesto la dire de mi página donde tocaba el mail: lo arreglo en un plis...

J.Álvarez -

Este libro me parece una verdadera joya todo él, y estoy totalmente de acuerdo contigo en que el cuento que da título al libro es perfecto, el mejor de los que hay en el libro (y eso es mucho decir, porque vaya competidores tiene!). Lo dije en su momento cuando Rip y Tru de Simbionte.org me lo recomendaron: el libro es tan bueno que no te lo esperas, te pilla con la guardia baja, como tú bien dices, en más de una ocasión, es muy cierto, porque no crees que vaya a llegar tan allá... y se pasa de largo un buen trozo (en calidad, en originalidad, en redondear finales...). En serio, me parece un portento no sólo de la ci-fi moderna, sino de la literatura en general. Espero enterarme pronto cuando salga la próxima obra de este autor porque es algo desconcertantemente maravilloso! Por cierto, una pregunta que me hago y que hago a todo aquel que tengo ocasión de preguntar: no te parece Ted Chiang muy relacionado con Borges tanto en sus tramas (matemáticas, fantasía, teología...) como en su forma de resolver los cuentos...?