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El eterno aprendiz de Sentmenat

La banda sonora de nuestra vida

No recuerdo cuál es la emisora de radio que tiene esta frase como eslogan. Sin duda, acertaron en su estudio de mercado para concretar el "target" y desarrollar su campaña publicitaria. Y aquí estamos, moviendo un dial, o poniendo un CD recién comprado en los estantes de saldos, o bajando discografías por el e-mule (eh... esto no lo he dicho, ¿vale?), y cada canción que oímos resulta ser un depósito de recuerdos, unos buenos, otros no tanto, pero pertenecientes a un pasado que, por lo menos yo, atesoro como oro en paño en un cofrecito bajo la corteza de las preocupaciones diarias, en eso que viene a llamarse memoria de larga duración. Allí donde no fueron a parar las asignaturas de la carrera, por desgracia...

Por otro lado... Por otro lado, cuando no es una sino unas cuantas emisoras las que usan eslóganes similares, estaciones que no acostumbraba a escuchar y que ahora llenan sus parrillas de éxitos de los setenta, ochenta y noventa (y acabo de borrar el adjetivo "antiguos" que había escrito delante de "éxitos"), y descubro que he llenado las memorias de la radio con ellas, es entonces cuando realmente noto el paso del tiempo.

Vendrán otros tiempos, otros artistas y otras canciones que arrebatarán a quienes están viviendo ahora lo que, en unos años, formará parte de sus recuerdos, y estas canciones serán boyas, o más bien faros, que les recordarán cuando estaban creciendo, cuando se estaban formando, cuando hacían planes, amaban, reían o lloraban.

Qué caramba, ¿cuándo dejamos de crecer? En la radio, suena ahora "Vertigo".

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